- En fallo de segunda instancia, Procuraduría comprobó que el exprofesor desconoció los derechos fundamentales de un menor de 14 años.
- Las conductas del exfuncionario ocasionaron situaciones incómodas al afectado, y burlas por parte de sus compañeros, que motivaron su inasistencia a las clases de inglés que dictaba el disciplinado.
Bogotá, 12 de marzo de 2025 (@PGN_COL). En fallo de segunda instancia, la Procuraduría General de la Nación confirmó la destitución e inhabilidad por 18 años al entonces docente de la Institución Educativa Cabuyaro, sede principal, Juan Carlos Cagua Bernal, por acosar con fines sexuales a un alumno menor de 14 años de edad.
La autoridad disciplinaria comprobó que el exprofesor desconoció los derechos fundamentales del menor de edad, quien para la época de los hechos cursaba grado noveno; y atentó contra su dignidad, por comportamientos persistentes como: invitarlo a solas a su residencia y piscina, darle regalos y ofrecerle dinero, además de otras insinuaciones que se materializaron como acoso y hostigamiento.
Estos hechos, además de altas calificaciones sin justificación, ocasionaron situaciones incómodas al afectado y burlas por parte de sus compañeros, que motivaron su inasistencia a las clases de inglés que dictaba el disciplinado.
A juicio del ente de control esas conductas abusivas van en contravía de las funciones que debió cumplir Cagua Bernal, quien debió ser un formador de seres humanos íntegros, “más aún cuando esa labor recae sobre menores, y el agredir o acosar sexualmente a un menor, fuera de vulnerar sus derechos fundamentales, es transmitir erradamente un comportamiento sexual inadecuado”, una actuación inadmisible desde todo punto de vista.
Tras confirmar la decisión de primera instancia, la Procuraduría calificó la falta del sancionado como gravísima cometida a título de dolo, teniendo en cuenta la afectación de los derechos fundamentales del menor de 14 años y el conocimiento de la ilicitud de su actuar.
En el mismo fallo, la Entidad dirigió una carta a la víctima de abuso sexual en la que a través de un lenguaje claro intenta sensibilizarlo y explicarle los alcances de la decisión del Ministerio Público, para que comprenda el sentido y los resultados que tuvo su denuncia. Con este acto, la Procuraduría busca la reparación simbólica, así como la humanización de la justicia disciplinaria.