Los establecimientos cercanos a las universidades son la principal opción para los estudiantes al terminar las actividades educativas. “Ir a tomar y fumar mi cigarrillo es lo que más me gusta al salir de clase”, afirma un estudiante universitario de 18 años. En Colombia la Corporación Nuevos Rumbos confirmó un incremento del consumo de alcohol en jóvenes, especialmente universitarios.
Los jóvenes estudiantes se sitúan como población vulnerable, razón por la cual, son más propensos a ser consumidores frecuentes de estas sustancias, según el grupo de investigación estudiantil CONEPSI, de la Universidad de Nariño, San Juan de Pasto, Colombia, señaló: “El consumo de alcohol es de 97,5%, y la mayoría de estudiantes reportan consumir alcohol con su grupo de amigos (76%), seguido de la familia con (24,9%). La frecuencia de consumo de alcohol se da principalmente cada mes (25,8%) y cada quince días (18,8%). Los estudiantes universitarios de Colombia registran la cifra más alta respecto a haber consumido alcohol al menos una vez en su vida (95,8%)”.
La edad promedio en que los estudiantes inician el consumo entre 11 y 16 años, teniendo en cuenta que son actividades realizadas desde el colegio, y la libertad que se da en el espacio universitario permite que continúe y más si son legales las sustancias, ya que pueden hacer uso de ellas, además el Ministerio de Salud reveló datos sobre la prevalencia de consumo de cigarrillo actual, “en adultos colombianos entre 18 y 69 años de edad es de 12,8%, siendo mayor en los hombres que en las mujeres”.
Según Carlos Andrés Rodríguez, psicólogo egresado de la Universidad de Pamplona, -Norte de Santander-, “el consumo puede ser principalmente por una presión social o por curiosidad, se empieza con sustancias como el alcohol el tabaco y luego con drogas y sustancias más fuertes, por pertenecer a un grupo social o grupo de amigos”, situación que se ha confirmado por dos universitarios; Camilo, estudiante de la Fundación Universitario Los Libertadores, afirmó lo siguiente: “Probé el alcohol y el tabaco en mi primera fiesta y me quedaron gustando muchísimo, lo hice porque mis amigos lo hacían y quería ser aceptado por ellos”, y Miguel, estudiante de la CUN, quien confirmó que “empecé por experimentar y probar cosas nuevas”.
Un factor importante que origina el consumo es la inestabilidad emocional debido al estrés manejado en los universitarios por el exceso de trabajos, así que se refugian en estas sustancias, además, influye la cotidianidad, el ambiente en que se desenvuelven, el fácil acceso y la interacción social entre amigos que aprueban y permiten el consumo.
Las consecuencias del consumo activo se ven de distintas formas en la vida estudiantil, lo que se ve reflejado en el bajo rendimiento académico por falta de compromiso con las actividades, problemas de depresión y deserción. A nivel familiar, también se dan complicaciones por el desacuerdo que los padres tienen con el uso de alcohol y el tabaco, generando discusiones y problemas en casa.
Un consumidor presenta conductas particulares como la ansiedad, inestabilidad, toma de decisiones, irritabilidad y agresividad, dependiendo si es consumo esporádico o frecuente. La bebida alcohólica de mayor consumo para la población universitaria en Colombia es la cerveza, por su facilidad de adquisición, bajo costo y disponibilidad.
Además del daño que producen estas sustancias en el organismo, el consumo de tabaco es un problema de salud pública en el mundo. “En Colombia se le atribuyen más de 17.000 muertes al año, es un factor de riesgo para las enfermedades crónicas y el cáncer”, afirmó la revista Biomédica del instituto Nacional de Salud.
Las enfermedades más comunes causadas por el alcohol son cáncer, infecciones, anemia, gota, neuropatía alcohólica, enfermedades cardiovasculares, síndrome de Wernicke-Korsakoff, síndrome del espectro alcohólico fetal, demencia y depresión. Según, el Doctor. Horacio Carrillo, egresado de la universidad UDCA, afirma que, “el consumo prolongado de alcohol puede llegar a generar enfermedades neurodegenerativas, que afectan la memoria, y la coordinación, provocando alteraciones del estado de conciencia y de la personalidad, enfermedades de cardiopatías, pancreáticas, y se relaciona con daño hepático irreversible. Cualquier sustancia química que genere combustión a nivel pulmonar o que haya inhalación de partículas pequeñas, se ha demostrado que estas entran al pulmón y no salen produciendo enfermedades pulmonares, como pulmonar obstructiva crónica, que se refleja en la dificultad respiratoria, cansancio, cambio en la coloración de la piel, y lo peor que sería el cáncer de pulmón”.
Existen técnicas o herramientas para dejar de consumir según Juan Manuel Durán, egresado de la Universidad Nacional, “se pueden proponer distintas actividades o formas de intervención, como una técnica de enfoque conductual, por medio de aproximaciones sucesivas, empezando por desprender el uso de las sustancias en respuestas más sencillas esperando que se acerque a la extinción de este comportamiento, una forma más cercana es proponer las posibles consecuencias del uso continuo en cuanto a salud y para su vida, seria apelar por la autonomía y que la persona entienda donde lo puede llevar el uso excesivo del tabaco y el alcohol”.
Un tratamiento sería la atención primaria, dejar de tomar y fumar sería la primera medida, hay otras para manejar una enfermedad crónica pero no hay cura, lo único que se puede hacer es la prevención de la enfermedad.
Por otro lado, está la parte judicial, la venta de licor cerca a centros de educación superior están prohibidos, hay multas y sanciones que podrán recibir los establecimientos si incumplen lo ordenado en el Decreto 484 del 2011, el cual dice que se restringe el horario para el expendio y consumo de licor y bebidas embriagantes en establecimientos de comercio aledaños (200 metros a la redonda) a los centros educativos universitarios.
En la población universitaria se revela la escases de control por parte de la Policía, el incumplimiento de normas legales frente al expendio y venta de alcohol en los alrededores de entidades educativas, según los datos publicados en El Telégrafo, se ha evidenciado que en un censo económico realizado se reveló que, “existen 150.000 tiendas y 87.244 locales que venden alimentos, bebidas y tabacos al por menor en el país”.
Es necesario promover el abandono del consumo de alcohol y tabaco en los estudiantes, es importante que las universidades fortalezcan la información para disminuir el consumo y se denuncien los establecimientos que infringen la ley.