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Jun 08, 2017 Villalobos Económicas, Nacional Comentarios desactivados en Elementos para una nueva visión de la palmicultura colombiana
Por: Jens Mesa Dishington
Presidente Ejecutivo de Fedepalma
8 de junio de 2017
Barranquilla, Colombia
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Saludo
Nos encontramos reunidos en la hermosa ciudad de Barranquilla, Puerta de Oro de Colombia, foco de desarrollo comercial e industrial del país desde principios de la República, tierra de gente emprendedora y alegre, famosa por su célebre Carnaval de Barranquilla, por sus bailes, al son de la cumbia, la puya y el bullerengue y su espectacular gastronomía, alrededor del arroz de lisa, la arepa de huevo y el jugo de corozo, entre otros.
En esta oportunidad se llevarán a cabo nuestros eventos gremiales anuales del 2017, el XLV Congreso Nacional de Cultivadores de Palma de Aceite, la XLV Asamblea General de Fedepalma y la XXVII Sala General de Cenipalma. Queremos motivarlos a trabajar y a creer más en esta agroindustria y para ello no solo traemos una interesante nómina de conferencistas, la mayoría de ellos internacionales, sino que también hemos querido innovar en el formato de estos eventos, complementando nuestra acostumbrada agenda temática de conferencias plenarias, con la realización de sesiones simultáneas, interactivas y participativas, en las que el equipo de la Federación compartirá con ustedes los aspectos más relevantes del trabajo sectorial y gremial de la última vigencia. Esto deberá permitir mayores tiempos de interacción entre ustedes, de visita a nuestra muestra comercial Expopalma, y de profundización sobre el quehacer gremial.
Para tal fin, adicional al salón principal en el que nos encontramos ahora, contaremos con tres salones adicionales, donde todos ustedes podrán escuchar breves presentaciones institucionales que se repetirán varias veces, interactuar con los líderes de los distintos temas del trabajo gremial y acceder a información de su interés. En el salón uno, se mostrará lo relacionado con la institucionalidad gremial para desarrollar e impulsar una palmicultura responsable; en el dos, se abordará lo concerniente a la sanidad y productividad en el cultivo; y en el tres, se presentará la agroindustria con valor agregado, diferenciación y diversificación de productos y marcas. Los invito a revisar cuidadosamente el programa que tenemos organizado para que no se pierdan nada que sea de su interés.
Estos eventos gremiales son escenarios propicios para la reflexión, por ello, permítanme ahora, brevemente, compartir con ustedes algunos elementos que estimo importantes en la construcción de una nueva visión de la palmicultura colombiana.
Madurez institucional
Este año Fedepalma cumple 55 años de su creación. Este hito, aunado a las recientes celebraciones de los 25 años de Cenipalma y de C.I. Acepalma S.A, dos entidades gestadas en el gremio, la primera, nuestro centro de investigación en palma de aceite, y la segunda, una comercializadora internacional especializada y líder en la exportación de aceites de palma y de palmiste colombianos, es muestra de la madurez institucional de este sector productivo. Sin duda, esta institucionalidad y muchas otras cosas que la complementan, constituye un gran activo para el sector, para poder enfrentar de mejor manera los grandes desafíos y aprovechar las amplias oportunidades que tiene la agroindustria de la palma de aceite en Colombia.
Se acelera la dinámica exportadora
El área sembrada de palma de aceite en Colombia, que hoy supera las 512.000 hectáreas, sumada a una mejora esperada en su productividad, en la medida que las áreas maduren y los nuevos productores consoliden su manejo, permiten proyectar una producción superior a 2 millones de toneladas de aceite de palma en el mediano plazo. Esta situación significa que la producción nacional será más del doble de la demanda local actual de aceite de palma, por lo que es perfectamente claro que este sector debe dirigir su mirada hacia los mercados internacionales y todos los palmicultores deben saber que su negocio se estructura a partir de la exportación.
Por consiguiente, los productores colombianos de aceite de palma debemos tener puestos nuestros ojos en el mundo y entender mejor la dinámica internacional de los mercados de aceites y grasas. Hacemos parte de este importante mercado mundial de alrededor de 200 millones de toneladas, cuyo crecimiento responde, en buena medida, al liderazgo del aceite de palma, que actualmente representa cerca del 33% de la producción y el consumo mundial y que, de tiempo atrás, es el aceite más tranzado en los mercados internacionales, con cerca del 60%.
El aceite de palma, necesario para el mundo
Una muy buena noticia es que los modelos económicos que proyectan la tendencia de la agricultura a nivel mundial, a partir del crecimiento poblacional, de la dinámica de la clase media en economías emergentes y de los cambios en las dietas alimenticias que de allí se desprenden, muestran para los próximos 20 años un panorama alentador en el que el aceite de palma seguirá siendo un producto protagonista. El mundo necesita el aceite de palma para atender de manera óptima la demanda mundial de alimentos y de otras materias primas en las próximas décadas.
De este y otros temas nos hablará el Doctor James Fry, CEO de la firma LMC International, en su ponencia “La palma de aceite y el mercado global de semillas oleaginosas”.
Sostenibilidad, una oportunidad para Colombia
Pero al mismo tiempo, la palma de aceite es una actividad productiva que viene siendo cuestionada en cuanto a su sostenibilidad ambiental y social, por lo que mercados de gran importancia para la colocación de los aceites de palma pueden verse afectados. Un ejemplo de ello es la campaña negativa que algunas cadenas de supermercados europeas han emprendido para desestimular el consumo de los productos con aceite de palma. No podemos olvidar que estamos en un mercado globalizado, más conectado, y que los consumidores tienden a demandar, cada vez, más productos sostenibles.
La mayor preocupación de los consumidores está relacionada con el creciente uso de los recursos naturales a nivel global; y en ese sentido, la palma de aceite tiene una gran ventaja, pues es la oleaginosa que menor presión genera sobre el uso de la tierra, al producir 10 veces más aceite por hectárea que su principal competidor, la soya. Así lo demuestran estudios recientes realizados por la Comisión Europea, según los cuales actividades como la ganadería bovina, el maíz y la soya han generado más deforestación que la palma de aceite.
Frente a ese escenario, no solo la palma de aceite es una gran alternativa para abastecer de manera más sostenible la demanda mundial de aceite vegetal, sino que Colombia es un origen muy interesante por las condiciones particulares bajo las cuales se ha desarrollado el sector. Así lo demuestran recientes estudios elaborados por investigadores de las universidades de Duke y de Puerto Rico, que evidencian que la palmicultura en nuestro país ha crecido en sus siembras prácticamente sin deforestar. Igualmente, en lo que tiene que ver con la sostenibilidad social, la agroindustria de la palma de aceite colombiana se ha caracterizado por la generación de empleo formal y bien remunerado, así como por el desarrollo de negocios inclusivos, gracias al modelo de alianzas productivas.
Esta realidad de la palmicultura y particularmente de la palmicultura colombiana, hay que contársela al mundo y desmentir las generalizaciones infundadas que muchos vienen haciendo sobre esta maravillosa actividad.
Frente a este panorama, el sector y el gremio tienen una gran tarea que desarrollar. Por una parte, los productores y empresarios deben avanzar en la búsqueda de su certificación en estándares de sostenibilidad; en tanto que el gremio, de la mano de las principales empresas del sector y de la cadena productiva, debe gestionar un posicionamiento favorable para el aceite de palma colombiano en los diferentes mercados, local y de exportación. ¡En Colombia lo tenemos todo para ser únicos y diferenciados!
A este respecto, tendremos la oportunidad de escuchar a Stefano Severi, Gerente de Sostenibilidad de Ferrero, con su presentación alrededor de “Aceite de palma sostenible: el inicio de un nuevo viaje”.
Aunque Colombia tiene costos altos, el aceite de palma colombiano puede mejorar su competitividad
De vieja data ha habido una preocupación en el sector palmero colombiano por los altos costos de producción y la baja competitividad, especialmente en un escenario de exportación. En ese sentido, si bien hay algunos factores que difícilmente van a cambiar en el corto o en el mediano plazo, y que están asociados al costo país, hay muchos otros en los que los productores sí pueden incidir de manera positiva y así mejorar la competitividad del aceite de palma colombiano.
Factores como la baja productividad, la pequeña escala y el alto costo local de la mano de obra, aunados a la fuerte revaluación del peso colombiano durante más de una década, en buena medida ya corregida, dan cuenta de los mayores costos de producción del aceite de palma en Colombia. Pero esto no necesariamente es para desahuciar al sector, aunque es un enorme desafío que el gremio y los productores tenemos que enfrentar de manera creativa y decidida.
Teniendo como referente la cifra de costos de producción de aceite de palma colombiano, ubicado en USD 471 en 2015, nos dimos a la tarea de estimar cuál sería, ceteris paribus, el efecto de corregir cada uno de esos factores que inciden de manera directa en los costos. El análisis estableció la sensibilidad de los costos en una situación hipotética en que la actividad palmera en Colombia: i) tuviera escalas semejantes a las de los países del Sudeste Asiático y por ende, costos de extracción similares; ii) alcanzara nuevamente los niveles de productividad promedio de aceite de palma que se tuvieron hace más una década, comparables a los observados hoy en Asia, y iii) contara con un costo de mano de obra similar al observado en Malasia o Indonesia. Si todas estas condiciones se dieran, el resultado sería que los costos de producción de aceite de palma en Colombia podrían disminuir a USD 289 por tonelada, esto es una reducción del 39%.
Esto deja entrever que, si bien es cierto que la agroindustria de la palma de aceite en Colombia tiene costos superiores a los registrados por los líderes en la producción de aceite de palma, también es claro que organizando los procesos de extracción para operar a mayor escala, aumentando la productividad de fruta y de aceite, y adoptando altos niveles de tecnificación y mecanización que eleven la productividad laboral y reduzcan su costo, el sector palmero colombiano puede mejorar su competitividad de manera considerable.
En ese sentido, permítanme traer a colación una vez más una frase célebre del Nobel de Economía Paul Krugman “La productividad no lo es todo, pero en el largo plazo es casi todo” (The Age of Diminished Expectations).
Los palmeros debemos tener una visión amplia para desarrollar la cadena de valor
Otra manera de mejorar la competitividad de la agroindustria de la palma de aceite colombiana está relacionada con avanzar en su complejidad, en desarrollar y profundizar la cadena de valor de la palma, a su alrededor y aguas abajo, ampliando el portafolio de productos elaborados a partir de esta agroindustria.
El reciente trabajo realizado por el gremio con la firma The Breakthrough, para la cadena de la palma de aceite en Colombia, que se llevó a cabo en el marco del Programa de Transformación Productiva (PTP), nos hizo ver que los diversos productos de la palma de aceite y los múltiples usos de los aceites de palma pueden llegar a conformar un gran ecosistema, en el cual hay muchas posibilidades de agregar valor y generar mayores ingresos alrededor de la palmicultura nacional.
Lo anterior conlleva a que desde cada Núcleo Palmero se avance en la definición e implementación de una estrategia de negocios propia, de acuerdo con su localización y las ventajas competitivas que hayan desarrollado. Si bien todos los núcleos tienen como común denominador el cultivo y la extracción de los aceites de palma, se requieren decisiones empresariales innovadoras para llegar a más mercados y con más productos para los consumidores. Los grupos empresariales más consolidados deberán liderar este proceso de inserción y posicionamiento de la agroindustria, tanto a nivel nacional como internacional.
El desarrollo futuro de la cadena de valor de palma de aceite en Colombia, demandará también esfuerzos importantes por parte de Fedepalma, en lo institucional, y de Cenipalma, en lo relacionado con las tecnologías y el desarrollo de productos.
Precisamente y con el ánimo de profundizar nuestro entendimiento sobre estos temas, tendremos la oportunidad de escuchar al Dr. Guy Henry, Bioeconomista del CIRAD de Francia que actualmente trabaja en el CIAT, quien nos compartirá una ponencia acerca de “El enfoque de bioeconomía como visión de desarrollo: una oportunidad para Colombia y sus regiones”; al Dr. Timothy Ong Wye Ern, Director de la Unidad Nacional de Estrategia de Entrega en Biomasa de Malasia, con la ponencia “Bioeconomía y la agroindustria de la palma de aceite en caso Malasia”; y al Dr. Juan Enríquez, Presidente de Biotechonomy LLC y Director General de Excel Medical Ventures, con su disertación acerca de “Biociencia, Tecnologías Exponenciales y Agronegocio”. Igualmente, tendremos al Dr. Jorge Bendeck, Presidente Ejecutivo de Fedebiocombustibles, con la ponencia “Perspectivas y retos de los biocombustibles”, abordando un importante mercado que se desarrolló desde la década pasada, gracias a la decidida contribución del gremio palmicultor, siendo esto un claro ejemplo de las cosas extraordinarias que pueden realizarse a partir de esta agroindustria.
El cierre del Gobierno Santos
El desempeño de los sectores económicos está estrechamente relacionado con la consistencia y la estabilidad de las políticas públicas. Es por esto que desde Fedepalma hemos querido siempre trabajar de la mano del Gobierno, promoviendo el desarrollo de un agro empresarial y sostenible. Sin embargo, hemos visto como en los últimos años las prioridades gubernamentales se han alejado de esta visión y se han enfocado en otra perspectiva del desarrollo del campo colombiano.
Estamos ad portas del último año de Gobierno del Presidente Santos y vemos con mucha inquietud cómo en el sector agropecuario, con algunas excepciones, los esfuerzos se orientaron a privilegiar un modelo de economía campesina basado en medidas de asistencialismo. Este enfoque, sumado a la dinámica del Acuerdo de paz, ha enrarecido el ambiente bajo el cual se desarrollan las actividades del agro y ha generado preocupaciones en temas tan importantes como la propiedad y el uso de la tierra. Si bien con la normatividad reciente se han dado pasos hacia una posible solución, este sigue siendo un tema crítico para el agro.
Nuestro balance de este último período en temas como las políticas de fomento del sector, el financiamiento, los biocombustibles, la seguridad jurídica para la inversión, la política comercial, el desarrollo de la infraestructura regional y la seguridad física en el campo, entre otros, deja un sabor agridulce. Sin embargo, lo cierto es que, en comparación con la dinámica de otros sectores económicos, la agroindustria de la palma de aceite tuvo un mejor desempeño. Infortunadamente, la política pública de los últimos años no permitió que la palmicultura colombiana aprovechara todas sus posibilidades de desarrollo.
La responsabilidad de los palmeros frente al Acuerdo de paz
No puedo terminar estas palabras, sin hacer una referencia al Acuerdo de paz que el Gobierno Nacional acordó con las FARC a finales de 2016 y que actualmente está en su fase de implementación.
Lamentablemente este Acuerdo ha aumentado la polarización entre los colombianos, pues ha sido muy controvertido y desde muchos sectores de la sociedad se ha cuestionado su legitimidad. Pero, sin perjuicio de ello, me parece importante hacer un llamado a los productores de palma colombianos, para que cada productor y cada Núcleo Palmero evalúen cómo pueden contribuir desde esta actividad económica a la construcción de una verdadera paz en muchos territorios rurales de nuestro país. Esto es particularmente importante porque una buena parte de la palmicultura se desarrolla en zonas de postconflicto (el 52% de los municipios palmeros). De hecho, muchos de los municipios que han sido de tradición palmera corresponden a lo que el Gobierno ha llamado Zonas más afectadas por el conflicto (Zomac), las cuales tendrán diversos incentivos y apoyos para desarrollar proyectos productivos.
En ese mismo orden de ideas, las recientemente aprobadas Zonas de Interés de Desarrollo Rural, Económico y Social (Zidres), son plataformas con condiciones especiales de inversión, que deben analizar, de cara al desarrollo de sus futuros planes de negocios, los Núcleos Palmeros y los principales empresarios de nuestro sector.
El Gobierno Nacional está buscando estructurar proyectos productivos en esas zonas que permitan generar ingresos y bienestar en zonas afectadas por la violencia, y la palma de aceite es uno de los pocos cultivos que ha mostrado potencial para redimir social y económicamente esas regiones. Cabe recordar el estudio elaborado por el Departamento Nacional de Planeación (DNP), en el que establece que entre los municipios en conflicto con palma de aceite vs. los municipios en conflicto sin palma de aceite, los ingresos de los primeros superan en un 30% los de los segundos, lo que el propio DNP ha llamado el dividendo social de la palma.
La agroindustria de la palma de aceite es una actividad potente, que si se acompaña de una política pública adecuada para promover la innovación e inversión empresarial, puede, sin duda, generar mucho bienestar y contribuir a transformar muchos territorios rurales del país. Esa, sin duda, es nuestra mejor contribución a la paz de Colombia.
En la Federación confiamos en que los eventos gremiales que hemos organizado serán de su agrado y resultarán útiles para su negocio.
Muchas gracias!
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